martes, 29 de mayo de 2007

SORPRESA EN EL SOTO

Hace unos 2-3 años que visito con cierta regularidad un soto de ribera más o menos bien conservado en el curso medio del Guadarrama, en Madrid. Está formado por grandes chopos, una fresneda añeja, abundantes sauces en el cauce y, en algunas zonas, se ha repoblado con alisos, todavía pequeños. Se trata de un área frecuentada por la gente, al estar próxima a urbanizaciones. Algunos fines de semana, con buen tiempo, puede llenarse de gente, aunque la mayoría se queda en un radio de 300 m del lugar donde aparca el coche. El área está protegida, al quedar incluida en el Parque Regional del Curso Medio del Guadarrama y en la Red Natura 2000, como LIC.

Hace unos días, disfrutando de un paseo por el soto y de sus aves, detecté, por casualidad -como suelen ocurrir estas cosas-, una especie que antes no había visto en la zona y que, por ello, asumo que no criaba antes en este lugar. Tampoco existen registros previos de la especie en esta zona concreta, tras revisar algo de bibliografía.

Se trata del Pico Menor (Dendrocopos minor). Una pareja entraba y salía de un pequeño agujero en los restos de un chopo muerto. La especie ha aparecido recientemente en la Comunidad de Madrid como reproductor, si bien dista de ser abundante. Para ilustrar esto, unas cifras: en el Atlas de las Aves Reproductoras de España, de 2003, se estima su población en esta comunidad en 6 parejas. No obstante, parece que no esta claro si detectar esta especie responde a una supuesta expansión de la misma o a una mejora en la prospección y conocimiento de la avifauna en general. Desde luego, en este caso concreto, si tuviera que "mojarme", yo lo atribuiría a una tendencia expansiva en Madrid.

El pequeño tamaño del Pico Menor lo hace un pájaro carpintero peculiar, ya que condiciona mucho donde puede asentarse. Su pico no posee la fuerza de otros carpinteros de mayor tamaño y, por ello, depende en gran medida de la existencia de madera muerta, donde puede taladrar sus nidos. La madera muerta, fracturada y agujereada, también proporciona el sustrato ideal para muchos insectos xilófagos, especialmente para las larvas.

Ello tiene sus pros y sus contras: por una lado, supone mayor disponibilidad de comida para ésta y otras muchas especies. Pero por otro, supone una amenaza para el resto de la masa forestal, pues puede propiciar la aparición y expansión de plagas forestales. Y así es como se tiende a ver desde el punto de vista de muchos gestores del patrimonio forestal, en especial si tienen que rentabilizar bosques a corto plazo. El manejo no es sencillo, pero lo que está claro es que la conservación de la biodiversidad que albergan los bosques resulta fundamental para asegurar su productividad, ahora y en el futuro. Opino que la gestión forestal debería sacrificar una parte de los beneficios inmediatos -manteniendo un porcentaje de madera muerta- e invertir así en beneficios futuros. El balance, en términos económicos y ecológicos, sería netamente favorable.
Esta postura es defendida por el colectivo conservacionista, y se ha plasmado, aunque de manera un poco vaga, en algunos de los instrumentos que, en teoría, deben regir la gestión forestal en España, como la Estrategia Forestal Española.

Y mientras algunos gestores forestales se plantean empezar a aplicar este tipo de principios del "término medio", el pequeño Pico Menor sigue apareciendo en nuevos territorios de la Comunidad de Madrid, contribuyendo a sanear el bosque y alegrándonos la tarde a los que todavía apreciamos estas cosas.

Adjunto dos imágenes de los protagonistas del relato: una pertenece al macho (capirote rojo) y otra a la hembra, con capirote negro y montones de larvas en el pico para alimentar a sus pollos.

Ricardo

1 comentario:

Nacho Aransay dijo...

¡Hay que ver lo bien que escribe esta perra ...y con dos estilos diferentes! Ya le daré unos friskis para que me lleve a ver picos menores. Que siga así por mucho tiempo.

Un abrazo,
Nacho