sábado, 16 de octubre de 2010

Lo que nos queda de termomediterráneo

En la franja costera de la Bahía de Cádiz hay pequeños reductos de vegetación que contienen un ecosistema único, por su localización y diversidad en especies, y que corresponde, bioclimáticamente hablando, al piso termomediterráneo. Por cierto, que me encanta esa palabra, con todas esas emes y erres y su referencia al calor y al mar (aunque en este caso no sea propiamente el Mediterráneo).

Una de estas zonas a la que solemos ir en vacaciones, se sitúa en el margen izquierdo de la desembocadura del río San Pedro. Allí coscojas (Quercus coccifera), bojes (Buxus sempervirens) y palmitos (Chamaerops humillis) crecen tranquilamente en el sustrato arenoso junto con algunos pinos piñoneros (Pinus pinea) (plantaditos por nosotros, los cerebros del lugar). También los enebros (el amenazado Juniperus oxycedrus subsp. macrocarpa que se aprecia en la siguiente foto)

y las sabinas (Juniperus phoenicea subsp. turbinata) parecen encontrarse aquí en su casa, y de hecho lo era, hasta que la hemos convertido en su pequeña jaula.

Últimamente la Junta está revalorizando estos paisajes de acuerdo a la moda actual y donde hace unos años apenas encontrabas algún pescador o similar, ahora un cuentagotas incesante de gente en bicicleta, niños y mayores recorren sus caminos con desigual interés. Se alquilan bicicletas, piraguas, te pasean en trenecito, te montan chiringuitos denominados eufemísticamente módulos de playa y así poco a poco te atraen para que respires un poco de la naturaleza que nos queda.

Y sí, tenemos que respirar profundamente, abrir los ojos todo lo que podamos, sentir la arena, el sol, la brisa y el agua porque esto es todo lo que se ha conservado. Las urbanizaciones, el puerto, los polígonos industriales, los centros comerciales, tendidos eléctricos, los parques eólicos y las carreteras se obstinan en cercarlo. ¿Y qué pasará cuando las condiciones climáticas cambien y toda la vegetación no se pueda adaptar? Quizá para entonces los cercos habrán acabado con este pequeño reducto o quizá, si hemos entendido la necesidad de respirar, se podría comenzar a abrir la jaula desde aquí.

Teresa

PD: Una página interesante http://waste.ideal.es/bahiadecadiz.htm

jueves, 19 de agosto de 2010

Kenia (3)


Brutales imágenes. Masai Mara, mayo de 2010. Un león encuentra un kongoni (Alcelaphus buselaphus) tumbado en la hierba y le da muerte con un mordisco sostenido en el cuello. Después se lo lleva a la espesura de unos matorrales para comérselo, fuera de la vista de hienas y otras potenciales molestias.

Menos mal que todavía quedan sitios donde este tipo de cosas ocurren con normalidad. Pero el mundo se vuelve loco por momentos: el gobierno de Tanzania ha aprobado la ejecución de una carretera de 480 km que atravesará el Serengeti y puede interrumpir la migración anual entre éste y el Masai Mara. El impacto de una carretera aquí puede ser tremendo, tanto durante las obras como durante su funcionamiento, y pretenden comenzar en 2012.

Las necesidades de las poblaciones del norte de Tanzania, que tienen que dar un rodeo de 400 km para llegar a Dar es Salaam, se enfrentan al mantenimiento de uno de los mayores espectáculos naturales que quedan en el planeta. Existen trazados alternativos -rodeando el Serengeti-, pero no son contemplados por el gobierno tanzano, que quiere una red de carreteras nacional similar a las que disfrutamos en países europeos. Mientras, se denuncian intereses ocultos del gobierno ¿Está Tanzania a punto de cargarse su particular gallina de los huevos de oro? ¿Cómo afectará todo esto al continuo Serengeti-Masai Mara?

Las carreteras no son solo carreteras; son una avanzadilla de todo lo que puede venir detrás, enarbolando la bandera del progreso. Espero que el sentido común prevalezca, aunque no sea lo habitual, y se tenga en cuenta el verdadero valor de las cosas.

Prefiero quedarme con las imágenes de la extraordinaria vida salvaje que todavía allí sobrevive. Unas leonas, ajenas a los nubarrones que se ciernen, dan buena cuenta de un búfalo. Me alegra enormemente haber podido ver todo esto con mis propios ojos.


Verano de 2010
Ricardo

domingo, 1 de agosto de 2010

Kenia (2)

Otra historieta vivida en el Masai Mara, Kenia. El tema central también es la depredación en la sabana africana, pero ahora el desenlace es muy diferente de la anterior. La historia fue como sigue: Juanjo y yo disfrutábamos de nuestro safari mañanero, junto a nuestro guía Patrick. En estas fechas los turistas son todavía escasos, así que estábamos solos en la inmensidad de la sabana africana. Frente a nosotros, un ancho valle; y a lo lejos, en medio de la ladera contraria, destacando en el suave paisaje, una enorme manada de búfalos cafres (Syncerus caffer).

Foto 1. Primeras horas del día en el Masai Mara


En nuestras inmediaciones avistamos leones (Panthera leo). Una hembra tomaba el sol sobre un termitero y un macho adulto andaba lentamente hacia el valle. Nuestro guía aseguró que el resto de la manada no andaría muy lejos. Tanto ellos como nosotros estábamos bastante alejados de los búfalos, a un kilómetro (aprox) en línea recta.

Foto 2. Leona.

En otros viajes había visto grandes congregaciones de búfalos, pero siempre cerca del agua. Donde ahora estaban, aparentemente, no había nada especial, ya que había comida por doquier. Era mayo y el Masai Mara estaba cubierto por un tapiz verde de hierba alta, tras un año especialmente lluvioso. Tras disfrutar un rato con los leones nos fuimos acercando con calma a la gran manada de búfalos.

Atravesamos el valle y comenzamos a ascender la suave colina. A unos 300 metros de la gran masa de búfalos divisamos un león macho que andaba pesadamente en nuestra dirección. Por su dirección, debía venir de una zona cercana a donde estaban los búfalos. Esperamos a que cruzara nuetro camino.
Foto 3. León

Al pasar junto a nosotros descubrimos con sorpresa que tenía una herida reciente en el abdomen. Por su aspecto, me pareció más probable que hubiera sido causada por una cornada que por un mordisco de otro león. La imagen del león es siempre la del rey de la jungla, victorioso. Verlo derrotado no es habitual.
Foto 4. Este león dejará tranquilos a los búfalos una temporada.



Se alejó lentamente hacia donde descansaban los leones que habíamos visto antes (su probable manada). Continuamos entonces en dirección a los búfalos. La pequeña pista que seguíamos atravesaba el gran grupo, de manera que pudimos ver de cerca la probable causa de la agrupación: había muchos jóvenes que debían tener pocas semanas de vida, acompañados por sus madres. El león debió acercarse demasiado a los tentadores bufalitos, y se llevó un recuerdo de alguna de las madres.

Foto 5. La gran manda de búfalos. La unión hace la fuerza, sobre todo en este momento en el que los ataques de los depredadores deben ser continuos.

La cosa terminó cuando fuimos nosotros los que pasamos demasiado cerca. Una búfala gruñó y se arrancó hacia nosotros. A unos 5 metros de la furgoneta decidió frenar su carga. Para entonces, ya habíamos comprendido el claro mensaje, y nuestro guía y conductor estaba ya metiendo tercera. Unos cientos de metros y de baches más adelante, ya lejos de la compañía de los búfalos, nos echamos a reir para descargar la tensión y el acojone del momento.

Foto 6. Esta imagen fue tomada momentos antes de que la búfala cargara y nos pusiera en fuga.

Foto 7. Patrick, nuestro guía, y Juanjo, al borde de uno de los afluentes del Mara.


A disfrutar de las vacaciones.
Ricardo

domingo, 25 de julio de 2010

Kenia (1)

Seis meses después de la última entrada, por fin un rato para colgar alguna cosillas del mes de mayo en Kenia. Y es que este semestre no ha sido muy propicio para escribir por aquí. Aprovecho ahora y cuelgo algunas cosillas de Kenia que he podido ver en ratos y fines de semana libres. Lo mejor, el Masai Mara, aunque también en Nakuru y Naivasha se vieron cosillas.

En la Reserva de Masai Mara Juanjo y yo mismo pudimos ver, entre otras muchas cosas, una cruda escena de la fauna africana. Los chacales de espalda negra (Canis mesomelas), que suelen ir en pareja, descubren una joven y tierna gacela de Thompson (Gazella rufifrons), con su correspondiente madre en las inmediaciones. Ahí va la escena:

Como véis, es un chacal, no Runa (se había corrido la leyenda urbana de que me había llevado a la perra a Kenia; el otro día me lo preguntaron varios en la comida-merienda-cena de Villalba).

Capturar a la joven gacela fue muy facil para el chacal. Le mordió directamente en el cuello. El rabo en alto señala la excitación del momento, y sin duda es útil para que su pareja, -que no intervino en la caza-, lo detecte rápidamente.

Aparece el otro miembro de la pareja, aunque su atención es desviada por otra cosa.

La valiente y desesperada madre entra en escena. Inmediatamente, el chacal que no había capturado la cría de gacela le hace frente.
La gacela arremete contra el chacal, poniéndolo en fuga momentáneamente.

Pero cuando trata de acercarse a su hijo, el chacal le corta el paso. Ahora se invierten los papeles en la persecución.
La gacela se aleja y el chacal puede volver junto a su pareja, que ya casi ha asfixiado a su presa. La cooperación es una de las llaves del éxito de esta especie.

La madre asiste, impotente, a la comida de los chacales.

Ya no tiene remedio y es mejor retirarse. A ver si el año que viene hay más suerte...
Buen verano
Ricardo