sábado, 1 de noviembre de 2008

"Tomorning morning"

Hay cosas en la vida que uno piensa que algún día tiene que hacer, pero que no llega a realizarlas, por diversos motivos: económicos, laborales, estados anímicos, cambios de prioridades...
Sin embargo, a veces, llegada la edad y el momento, uno se lía la manta a la cabeza y se decide.
Aprovechamos las facilidades de este sistema y este nivel de vida que tenemos para, sin plantearnos cosas como lo de internalizar las externalidades de gasto energético, volar al sitio más recóndito de la tierra, y disfrutar de una de las exclusivas experiencias turísticas de este planeta, junto a otros cientos, o quizá miles de ellos.
Este ha sido el caso de nuestras vacaciones. Nos hemos ido a Ecuador y no nos hemos olvidado de visitar las Islas Galápagos. Con esto no quiero justificarme. Asumo mi parte de culpa en el sistema pero también asumo mi condición.
Y mi condición en estos momentos me decía que ya era hora de ir a ver ese sitio.
No quiero aburrir con historietas del viaje, pero me gustaría compartir algunas de las fotos que, haciendo una primera selección, me dejan una especial sensación de lo que representan esas islas.
Y para ello, me temo, que no llego a más y debo recurrir a los tópicos:

Un poquito de fragilidad

algo de competencia por los recursos.......


jod..., esto sí que no meee lo esperaba...........

Y por fín, aquí están estos famosos pajaruelos.
Pero esto no es lo que parece. El Pinzón de Cactus (Geospiza scandens) no se está comiendo la caca de Iguana por que le gusta -como lo haría mi perra la muy guarrona-, si no por las semillas que contiene. Necesitaría otro viaje para asimilarlos y he de confesar que no les hice mucho caso. Aunque Ricardo si y de hecho creo que esta foto la hizo él.
Un soplo de tristeza....
Visitamos el centro de cría en la Estación Darwin de Santa Cruz. Tanta presión turística hay que a veces tienes la sensación de ser un reciente rebaño de cabras que entra unas horas en la isla. Uno de nuestros guías, en cuyo recuerdo he puesto el título, podría confirmarlo.
Por último, te queda la duda. ¿Qué les pasará con el cambio climático? ¿Si se salvan las islas, podría significar que habría esperanza para el resto de este mundo como he oído en alguna parte? Difícil lo veo, por que hay mucho en juego y pocos los interesados en ello.
Quizá mis ideas, intentos o acciones sean insuficientes, pero poco a poco, con pequeños pasos, quizá logremos compartir este mundo -como este banco- con las demás especies que lo habitan.

Besotes y gracias a todos.

domingo, 18 de mayo de 2008

La Vaca

Hace un año o más, quejándome de que me costaba -y me cuesta- redactar las cosas, Ricardo me puso una redacción, en plan colegio. Como hace tiempo que no subimos nada, y ahora han salido a la luz que los fichajes de los clubes se resienten del ladrillazo, la voy a subir, por esto de continuar reivindicando lo imposible... Esto es lo que me salió:

LA VACA
La vaca de la que se alimentan el negocio del fútbol es redonda, blanca y negra y rellena de cemento.
Esta vaca-pelota rumia en los mejores pastos y da envidia a mucha gente, que se pasan horas enteras viéndola deambular por el campo. Después estas buenas gentes se van a sus casas, unas veces felices y otras tristes, según para donde haya ido. Otras gentes no tan buenas deciden darse de hostias pues el espectáculo no ha apaciguado suficientemente los instintos más primitivos, que los tienen muy exacerbados.
La cuestión es que han pasado un rato sin pensar en sus cosas y problemas. Porque todos tenemos problemas. Luego, además, pueden comentarlo durante largo rato en el trabajo o con los amigos.
Mientras la vaca se alimenta, otros se van forrando, pues el forraje, aunque algunas veces caro, lo compensan con otros negocios paralelos muy rentables de los que no nos damos ni cuenta pues previamente teníamos lavado el cerebrito. Y así llegamos a la transformación de la vaca en Becerro de oro. Una vez en este estado, ya todo es posible, y a nadie le importa que este negocio tan lucrativo sea una especie de opio del pueblo “moderno”.
De este modo permitimos que sigan aumentando las desigualdades sociales, que unos pocos sigan exprimiendo los recursos de muchos, y que este capitalismo tan majo que nos hemos montado siga siendo ambientalmente y socialmente insostenible.
FIN.

domingo, 23 de marzo de 2008

Una de pájaros: hoy, las currucas

Hace unos años, trabajando para una empresa de cuyo nombre no quiero acordarme, me encargaron un proyecto que pretendía promocionar –a través de un centro de interpretación y unas rutas- los valores naturales de una preciosa comarca extremeña cercana a la Sierra de San Pedro. Había que hacer unos paneles, un video y cosas así. Además de las encinas, alcornoques, madroños, etc, y de los animales más emblemáticos, se me ocurrió darle “cancha” a un grupo de pájaros que siempre me ha gustado especialmente: las currucas. Pensé que las currucas mediterráneas son de los más típicos habitantes de estos bosques, y, de hecho, han tenido una importante radiación adaptativa en la zona mediterránea que les ha llevado a diversificarse y conquistar ambientes muy diversos.

Pero las currucas no convencieron, así que hubo que cambiarlas por otros bichos más conocidos –y, por cierto, extinguidos en la zona- como el lince y el lobo. Y digo yo ¿qué tendrá de malo enseñar a la gente los verdaderos valores naturales de su pueblo? ¿Hay que vender las especies “bandera”, aunque ya no estén presentes? De este modo, nunca apreciaran lo que tienen, máxime si se trata de aves modestas y esquivas como las currucas.

Pero de lo que yo quiero hablar hoy es de estos pajarillos, ecológicamente mucho más relevantes en el monte mediterráneo que la mayor parte de las especies más emblemáticas, aunque solo sea por su abundancia. Como insectívoras, regulan y controlan invertebrados que podrían causar daños a la vegetación natural o a los cultivos. Y, como frugívoras, dispersan muchas plantas del bosque mediterráneo, especialmente durante sus trayectos migratorios.

Curruca zarcera (Sylvia communis), abundante en la mitad norte de España y en las montañas del centro y sur.

Las currucas genuinamente mediterráneas, de carácter más sedentario, parece que tienen un futuro más halagüeño que sus hermanas migratorias más norteñas. Así, la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), lleva unas cuantas décadas expandiéndose por España, y las predicciones del cambio climático –mediterraneización de la mitad septentrional- puede facilitarle aún más su camino hacia el norte.


Curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), la más abundante de las currucas en España.

La curruca tomillera (Sylvia conspicillata), de ambientes más abiertos, también puede verse favorecida por la progresiva aridificación que se espera para la mitad sur peninsular.

Curruca tomillera (Sylvia conspicillata) en un azufaifo (Ziziphus lotus). Foto de Almería.

Las currucas más “europeas”, sin embargo, pueden salir muy desfavorecidas de estas alteraciones climáticas. Algunas, migrantes de largas distancias, van a sufrir desajustes con los cambios de sus ecosistemas. Deberán modificar su periodo reproductivo y reajustar su migración para sincronizarla con los recursos de los que dependen durante el otoño. Para especies como la curruca zarcera (Sylvia communis) o la curruca mosquitera (Sylvia borin), hoy muy abundantes, comenzarán los problemas si no son capaces de adaptarse a las nuevas condiciones, o si no son capaces de competir con otras especies, “desplazadas” por el calentamiento global.


Curruca mosquitera (Sylvia borin). Durante el otoño, pasan a millones por la Península.

Para otras currucas, es más difícil atisbar su futuro. La rabilarga (Sylvia undata), aunque típicamente mediterránea, ya se encuentra en regresión, sin que se conozcan bien las causas (¿pérdida de su hábitat, el matorral, por crecimiento del bosque?). La capirotada (Sylvia atricapilla), por su parte, ha demostrado ser muy adaptable, con poblaciones migradoras junto a otras que apenas se mueven durante el invierno. Sin embargo, su dependencia de los sotos fluviales en ambientes mediterráneos, -ecosistemas que presumiblemente se van a ver afectados- hace suponer que también pueda tener problemas.


Currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) en una zarzamora (Rubus sp).

Por supuesto, todas estas predicciones son meramente especulativas. Tendremos datos más fiables cuando finalice (allá por 2009) el proyecto que ya desarrollan el Museo Nacional de Ciencias Naturales y la Universidad de Extremadura para el Ministerio de Medio Ambiente. El proyecto evaluará la situación futura y propondrá medidas de adaptación para buena parte de la fauna y flora española en relación al cambio climático que se espera para el siglo XXI. Veremos entonces que podemos esperar para las currucas. Aunque seguramente pocas aves van a ser mejores indicadores que estos exitosos y tímidos habitantes del matorral.

A disfrutar de la primavera.
Ricardo

lunes, 10 de marzo de 2008

Turismo apresurado en Roma

XIII Reunión internacional del Órgano Asesor Científico del Convenio de Biodiversidad (Roma, 18-22 de febrero de 2008). Entre reunión y reunión –no entraré en cuestiones de trabajo- pude sacar algo de tiempo, siempre menos del que me hubiera gustado, para intentar conocer algo de la “ciudad eterna”, en la que nunca había estado. Armado con mapa, guía de viaje y cámara digital de bolsillo, este animoso miembro de la delegación española destacada en Roma se pateó, hasta donde pudo, una ciudad extensa y mal comunicada, donde sus principales museos y monumentos cierran por la tarde.

Roma tiene un encanto único, añejo. Es como si se hubiera estancado en mitad del siglo pasado. Pero, en el momento en el que acude a tu mente la sensación de que roza lo cutre, descubres, en cualquier rincón, una iglesia, una estatua, un palacete, restos arqueológicos… y te quedas entre sorprendido e impresionado. Con cara de pasmarote. Sin duda, el ideal del turista urbano-cultural. De ordinario, no practico esta clase de turismo. Pero en una ciudad así, me pongo a la cola para entrar donde sea.
El arco de Trajano, con el Coliseo al lado. Las piedras que le faltan al Coliseo sirvieron para construir buena parte del Vaticano.



Dicho y hecho. Allí estaba yo, impresionado con la grandeza –terrenal- de la Plaza de San Pedro en el Vaticano. La catedral del susodicho, la mayor del mundo, alberga tesoros únicos, como la Piedad de Miguel Ángel. No se como lo hice, pero pude colocarme en primera fila para contemplarla. Y no se como lo hizo (Miguel Ángel), pero de un trozo de mármol sacó una figura que inspira algunos de los sentimientos más humanos.


La Piedad. Le han tenido que poner un cristal porque un energúmeno rompió un trozo de la estatua hace unos años.

La riqueza espiritual del Vaticano debe ser mucha, pero su riqueza material no le va a la zaga. Patrimonio de la humanidad que disfrutan unos pocos. Pero dejemos las miserias humanas y volvamos a Roma. La parte renacentista y gótica es también digna de verse. Pero a mí, lo que más me gustó de lo poco que visité, fue, sin duda, la roma de “los romanos”: la roma clásica.

El coliseo es verdaderamente colosal –aunque el nombre se lo dieron por el coloso, estatua de Nerón situada en las inmediaciones y hoy desaparecida. Ya dentro, te imaginas las desventuras de los gladiadores y todo eso, y también las de la fauna del mundo entonces conocido. Un ejemplo: en recuerdo de no se qué batalla hicieron salir del interior de una ballena de madera 80 osos a la arena para deleite del respetable. Una orgía de sangre. Tigres, leones, elefantes y demás bestias, todas subyugadas al poder del Imperio, pondrían la adrenalina del público a 100 masticando gladiadores antes de morder el polvo. Curiosamente, parece ser que los cristianos no sufrieron estos espectáculos, como se nos ha contado tantas veces. Al menos, no existen pruebas fehacientes de ello.

El coliseo por dentro. Bajo la arena (que era una superficie de madera hoy desaparecida) había un verdadero laberinto, con sistemas de poleas y elevadores para sacar leones por sorpresa. Qué guasa tenían estos romanos.

Y el foro romano, uno de los que varios que se han encontrado, a 8 metros bajo tierra, es impresionante. Aquí se acumulan los templos paganos, -algunos fragmentos fueron aprovechados para adosar catedrales cristianas- y aunque solo quedan columnas y piedras, puedes imaginarte a las vestales, encargadas de mantener el fuego romano eternamente encendido, cuidando de su virginidad (si no, las lapidaban, así que más les valía).

Templo de las vestales, uno de los pocos que se conocen de sección circular. Las vestales requerían 30 años de aprendizaje, lo que me hace sospechar que harían algo más que echar chuscos al fuego eterno.

Al lado del moderno y funcional complejo de la FAO –donde se celebraban las reuniones- había un curioso descampado, donde a veces acudí a pasear. Me extrañó que una extensión tal de terreno se hubiera salvado de la urbanización romana (unos aprendices al lado de nuestros políticos y constructores, pensé). Luego me entero que en realidad es el Circo Máximo, donde atletas y cuadrigas competían para mayor gloria del emperador. Qué cosas. Resulta que el circo tenía gradas de madera, que ardieron todas las veces que fueron reconstruidas. Hoy, sólo perros y algún romano en chándal corretean por allí.



El Circo Máximo, con las ruinas del Palatino al fondo. Al turista apresurado le cuesta enterarse de donde está.

Como no conseguí integrarme en la masa turística, decidí que no lanzaría monedillas a la Fontana de Trevi ni metería la mano en la Boca de la Verita. Pero amigos/as, ya me estoy extendiendo mucho, así que voy cortando. Como conclusión, una ciudad tan llena de sorpresas que piensas que no estaría mal volver alguna vez…

Ave Cesar. Julio César, dictador perpetuo (es lo que pone).

Buenas noches y que disfrutéis todo lo que podáis
Ricardo

domingo, 17 de febrero de 2008

El Hotel Romero y la Coca-cola lay

Hace unos meses decidimos ir a ver pajaruelos a Extremadura. Buscando alojamiento que aceptara a seres de cuatro patas encontramos el Hotel Romero, en Villafranca de los Barros. El hotelito aparecía en su página web como un hotel de carretera bastante feo, pero tenían habitaciones y estaba bien situado para hacer excursiones, que era lo importante...
Aunque el tiempo no acompañó al principio-la niebla no se levantó hasta el segundo día-, después pudimos ver muchas aves y estuvimos en sitios preciosos, como la Sierra de Hornachos.
Con la cantidad de cosas intersantes que tienen, también me quedé impresionada por el concepto de decoración que se las gastan en esos pueblos y más concretamente en el Hotel Romero donde nos alojamos. Total, que me dediqué a hacer fotografías de todo aquello curioso que veía, quizá pensando en hacer una entrada en el blog con este "material". Después pensé, Teresa, qué mala eres: para gustos hay colores y no se tiene que criticar todo por que a uno le parezca hortera. Así que lo dejé estar.
Un mes después de este viaje, empecé a leer un libro titulado Conspiraciones Tóxicas. ¿Que a qué viene esto ahora? Pues resulta que en este libro (muy recomendable por cierto) tres periodistas describen cómo actuan los "grupos de influencia" para conseguir favores políticos en España y Europa, ¡y hablan del mismísimo dueño del Hotel Romero!. El hombre en cuestión (José Romero) es uno de los mayores impulsores de la asociación PRODEVI: Plataforma por el progreso y desarrollo de Villafranca y Tierra de Barros, con sede en el hotel y que promueve el proyecto de refinería que se construirá muy cerca de este enclave. Esta plataforma actua presionando a distintos niveles: comunicados de prensa, reuniones con diferentes políticos, comilonas con personajes influyentes, etc. Unos angelitos.
Y yo pensando que era mala.... Al elegir el hotel no sabía que podía estar manteniendo a un tipo de tal calaña y no tengo otra manera de enmendar mi error que con una rabieta algo infantil para que lo sepan todos: ¡¡Son unos horteras y unos ignorantes, que no saben ni como escribir coca-cola light!!! Para prueba he subido las siguientes imágenes, de los exclusivos azulejos del baño del hotel Romero y la máquina de refrescos que tienen en la entrada.


Y para qué queremos más. Si por más que se les diga los perjuicios que traerá para la zona la refinería no ven más allá del color del dinero que paga sus cacerías y demás privilegios.
Se que estas cosas, a este tipo de personas les parece una bajeza y les da pie a justificar su actuación, pero me importa tres pimientos. Tengo derecho a expresar mi opinión y más aun sintiendome timada moralmente.
T.

domingo, 13 de enero de 2008

Aves de la Bahía de Cádiz

Después de un tiempo sin escribir nada, esta entrada es una excusa para colgar algunas fotos de aves. Corresponden a septiembre de 2007, cuando estvimos un par de semanas en El Puerto de Santa María (Cádiz).

Aguja colipinta (Limosa lapponica), especie presente durante el paso migratorio otoñal



Septiembre es un mes estupendo en esta zona para disfrutar con las aves, especialmente de las ligadas a medios acuáticos, como las larolimícolas (gaviotas, charranes, chorlitejos, agujas, agachadizas, etc). A la presencia de los residentes se añade la llegada de algunas de las especies migrantes que se van a quedar a invernar, y además, aparecen otras -en paso- que se quedan unos días.
El Chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) es un ejemplo de ave nidificante con un notable paso en otoño de poblaciones más norteñas.


Además de su ubicación geográfica, a caballo entre Europa y África, el otro factor clave en la enorme riqueza de aves de esta zona son los humedales costeros que se han conservado. La Bahía de Cádiz todavía mantiene marismas naturales, aunque generalmente no se encuentran en estado muy saludable. Las explotaciones salineras, -que en su momento sustituyeron a amplias zonas de marisma- se encuentran hoy en retroceso. Sin embargo, resultan importantísimas para la avifauna acuática, y, hoy por hoy, es preciso que se conserven. Eso si, siempre que se gestionen adecuadamente. Las salinas costeras son uno de los mejores ejemplos de como se puede compatibilizar explotación de un recurso y mantenimiento de biodiversidad elevada. De hecho, la normativa considera las salinas un tipo de humedal (artificial) susceptible de formar parte del Catálogo Nacional de Humedales.

El Zarapito trinador (Numenius phaeopus) aparece en grandes números durante la migración otoñal en la costa gaditana, ya que viaja hacia África siguiendo la costa atlántica peninsular.


En la actualidad, numerosas salinas están transformándose en esteros para criar pescado, lo que significa que muchas aves ictiófagas entran en conflicto con los intereses de las nuevas explotaciones. Además, las balsas se ahondan para albergar más agua, lo que supone la pérdida de hábitat de algunas aves, como los limícolas.


Tres especie interesantes en la misma foto. De izquierda a derecha, Fumarel común (Chlidonias niger), Charrancito (Sterna albifrons) y Charrán común (Sterna hirundo). Sólo el segundo cría habitualmente en la zona, mientras que los otros dos están presentes durante los pasos migratorios.

La construcción en la costa, que se ha acelerado en la última década, ha supuesto el fin de algunos humedales costeros gaditanos. El el pasado, muchos se desecaron al ser considerados terrenos malsanos, y a partir de los 90, con el auge del conservacionismo, se protegieron buena parte de los que lograron sobrevivir. Hoy se restauran algunos sistemas costeros naturales, incluyendo dudas y marismas, siempre dentro de espacios protegidos. La Bahía de Cádiz es actualmente Parque Natural, y está incluido en la Red natura 2000.


Correlimos común (Calidris alpina), muy abundante durante los pasos migratorios y la invernada.

La Bahía de Cádiz mantiene todavía un potencial muy importante para las aves, a pesar de existir zonas altamente degradadas. Espero que desde las administraciones competentes (las tres) sepan compatibilizar desarrollo, conservación y restauración para asegurar un futuro mejor para esta zona y sus aves.

Una especie mucho menos habitual que las anteriormente mostradas: Correlimos gordo (Calidris canutus), cuya observación me hizo especialmente feliz.


Buen 2008 a todo el mundo y espero que os gusten las fotos.

Ricardo