domingo, 1 de enero de 2012

Parque Nacional Corbett. Homenaje a un pionero (India III)


Que mayor honor para un amante de la naturaleza que tener un Parque Nacional dedicado. Pues este es el caso de Jim Corbett (1875-1955), auténtico pionero de la conservación de la naturaleza en la India. Antes de eso, Corbett fue cazador y un valiente defensor de sus vecinos en la montañosa región de Kumaon, al pie del Himalaya.

Busto de Jim Corbett en el pequeño y destartalado museo que hay en Kaladhungi, su ciudad natal, y que está dedicado a él mismo.

Indio de origen inglés, acabó con la vida de una treintena de tigres y leopardos conflictivos –comedores de hombres- para descubrir que, casi sin excepción, se trataba de animales discapacitados tras disparos poco precisos o tras otras causas (por ejemplo, heridas infectadas por púas de puercoespín). Los tigres así heridos encontraban más sencillo dar caza a los campesinos de Kumaon que acechar y perseguir chitales o sambares, sus presas naturales.


Corbett con uno de los tigres que abatió (el "Bachelor de Powalgarh"). La foto está expuesta en el museo Jim Corbett de Kaladhungi.

Cuando aparecía uno de estos comedores de hombres, la situación no debía ser nada fácil. De hecho, uno de ellos mató unas 500 personas, y tenía -con razón- atemorizada a toda la gente de la región. Era entonces cuando llamaban a Corbett que, con gran valentía y un notable conocimiento de los animales y las junglas de Kumaon, conseguía siempre su propósito. Así, en una época en la que matar tigres era considerado un deporte, Corbett se convirtió en un héroe (muchos todavía lo consideran sadhu, una especie de santo).

Este mapa, expuesto en el museo, fue dibujado por Corbett y aparece en "Man Eaters of Kumaon". Muestra la ubicación donde abatió a los comedores de hombres en la región de Kumaon. Posteriormente, Corbett sería llamado para eliminar otros animales conflictivos en otras regiones de la India. 

Pero además, Jim Corbett lo dejó todo por escrito. Publicó sus peripecias en una media docena de libros realmente magníficos. El más conocido, “Man-Eaters of Kumaon” (1944), es todo un clásico de aventuras, intriga y acción en la jungla (hay una traducción argentina con el sorprendente título de “Las fieras cebadas de Kumaon”). En este libro, además de sus andanzas tras los tigres antropófagos, Corbett destila interesantes reflexiones sobre la necesidad de conservar los tigres y sus junglas. En “Jungle Lore” (1953) y "My India" (1952) Corbett dejó constancia de otros aspectos de su vida, además de la caza.

Un par de fotos expuestas en el museo de Kaladhungi: Corbett ya mayor y su perro, Robin, al que dedica un capítulo en "Man Eaters of Kumaon".

La sorpresa debió ser mayúscula cuando Corbett decidió cambiar el fusil por una cámara de cine y dedicarse a filmar los tigres. Pretendía demostrar que el tigre y el hombre podían vivir juntos. Razonaba que tener tigres y junglas como las de Kumaon, lejos de ser un problema, debía ser un orgullo para el pueblo indio.

Cartel en el museo de Kaladhungi. El texto está extraído de la introducción de "Man Eaters of Kumaon" (author's note, pg xv) y viene a decir algo así: "el tigre es un caballero de gran corazón, con valentía sin límites y si se extermina, -como lo será a menos que la opinión pública lo apoye-, la India será el país más pobre por haber perdido lo mejor de su fauna".

Pero Corbett era muy consciente de que, para que hombre y tigre compartieran la India, el primero debía ceder terreno al segundo. De este modo, consiguió convencer a las autoridades y, en 1936, se declaraba el Parque Nacional Hailey, en el corazón de Kumaon, con 324 km2. En 1955 Corbett moría en su retiro de Nyeri, Kenia, donde se había exiliado tras la independencia india. Un año más tarde, se cambió el nombre al Parque Nacional para honrar su memoria.

Pastizal en el Parque Nacional, con la jungla al fondo.

El Parque Nacional Jim Corbett tiene hoy 1.320 km2 y altitudes que alcanzan los 1.400 m. Oscuros barrancos, densas junglas, matorrales impenetrables, pastizales enmarcados entre colinas boscosas y, al fondo, las impresionantes altitudes (siete mil y muchos metros) del Himalaya indio, en la frontera con China.

Típico paisaje en el parque. Valles amplios con abundantes cantos rodados. Estos valles se denominan "glacis", y son producto de la intensa erosión de los ríos y arroyos que, tras el monzón, bajan cargados de agua desde el Himalaya.

El Parque Nacional cobija la población más septentrional del elefante indio, además de los últimos tigres de Kumaon, junto a abundantes herbívoros.

Elefante indio (Elephas maximus) domesticado para llevar turistas -nosotros- por el Parque Corbett. La experiencia merece la pena.

Sambar (Cervus unicolor).

Muntjac o ciervo ladrador (Muntiacus muntjac), pequeño habitante de la espesura.

Su relieve y diversidad de bosques y otras formaciones vegetales hace que las comunidades de aves sean aquí mucho más variadas que en el centro de la India.

Garcilla india (Ardeola grayii).

Martín pescador de Smirna o de garganta blanca (Halcyon smyrnensis).

Babbler de ojos amarillos (Chrysomma sinense).

Pico pigmeo de caperuza gris (Dendrocopos canicapillus) -traducción literal del nombre en inglés-.

Lavandera de ceja blanca (Motacilla maderaspatensis).

Barbet de Coppersmith (Megalaima haemacephala).

Águila variable (Spizaetus cirrhatus).

Abejaruco de barba azul (Nyctyornis athertoni).

El parque (también declarado como Reserva de Tigres) me pareció que tiene un encanto especial, y eso que no pudimos acceder a la zona de Dhikala -inundada tras el monzón-, que tiene fama de ser excelente para observar fauna. Aunque todos nos aseguraban que no es fácil ver tigres aquí, lo cierto es que pudimos ver dos ejemplares.

Tigre (Panthera tigris). Hembra joven.

Mismo individuo que la foto anterior.

Pero, además de la fauna y flora, quedaron grabados en mi retina los impresionantes paisajes del parque. Tal vez ello se deba a que, en mi imaginación, ya había estado aquí antes, acompañando al coronel Jim Corbett mientras seguía las huellas de algún imponente tigre por la espesura.

Feliz 2012
Ricardo