lunes, 29 de abril de 2013

Muerte entre las flores


Gran película de los hermanos Coen, que por supuesto recomiendo. Pero la realidad siempre supera a la ficción, y por eso prefiero hablar de naturaleza que de cine. Esto de la foto es una araña cangrejo (Thomisus onustus) zampándose una mariposa. Cuando vas mirando mariposas por el campo a veces te encuentras estas cosas: alguien ya les había echado el ojo antes.
  


Las arañas cangrejo tienen sus dos primeros pares de patas muy largos, y pueden andar lateralmente como los cangrejos. La de la imagen se está merendando una mariposa Adipe (Argynnis adippe). La foto es de la Sierra de Guadarrama (Madrid).


Las arañas cangrejo –Familia Thomisidae- son de lo más entretenido que me he encontrado últimamente entre las flores. Atacan a casi cada insecto que se les acerca, su fuente de proteínas. Cazan y comen moscas, avispas, abejas, chinches, mariposas… generalmente mucho más grandes que ellas. Son arañas agresivas y fuertes, y su veneno debe ser bastante efectivo. No construyen telas y se anclan a las flores usando sus filamentos de seda para acechar seguras. Pero lo mejor de todo es que parece ser que Thomisus onustus, cual camaleón o sepia, es capaz de cambiar de color a voluntad. Adopta el color de la flor sobre la que vive, pudiendo cambiar en pocos días. Así cuando las flores se marchitan, la araña torna a tonos más gastados, o simplemente cambia de planta y de color. Hay ejemplares blancos, amarillos, pardos, rojos, naranjas, violetas, etc.



Ejemplar amarillo, en la misma localidad que el anterior, cazando una mariposa Medioluto ibérica (Melanargia lachesis). Curiosamente está sobre una planta con flores violetas y no amarillas, como cabría esperar. La excepción que confirma la regla.


Poder cambiar de color parece una adaptación excelente tanto para acercarse a las presas como para eludir a los depredadores. Pero teniendo en cuenta que los insectos ven la luz ultravioleta (las flores se ven muy distintas en uv), hay quien dice que en realidad cambiar de color sólo sirve para no ser detectados por los depredadores vertebrados, muchos de los cuales han perdido los fotorreceptores para la radiación ultravioleta. Apasionante mundo el de las arañas de las flores.

Ricardo
Primavera de 2013

1 comentario:

Nacho Aransay dijo...

¡Chulísimo! Queremos más sobre el tema