Sí:
que la cera levante
que la cera levante
estatuas verdes,
la miel derrame
lenguas infinitas,
y el océano sea
una
colmena,
la tierra
torre y túnica
de flores,
y el mundo
una
cascada,
cabellera,
crecimiento incesante
de panales!
Estos versos son una parte de la Oda a la abeja de Pablo Neruda. Hablaba el
poeta de “crecimiento incesante de
panales”, pero la realidad nos dice que los panales están muertos en pocos
años por culpa de la gran cantidad de problemas que tienen las pobres abejas. Aparte
de sus enfermedades (bacterias, virus, hongos, ácaros…), existen cada vez más pruebas de que lo que verdaderamente está
diezmando a estos himenópteros coloniales son los insecticidas y pesticidas que
se aplican a los cultivos. El cóctel de productos químicos elimina las plagas, pero también los polinizadores.
Apis mellifera. Uno de los insectos más abundantes, se encuentra
hoy diezmado por los pesticidas. Hay que aplaudir que la Unión Europea haya
tomado la iniciativa para la prohibición de varios de estos productos (nicotinoides), como
el fipronil, que aplicado a semillas de maíz presenta toxicidad aguda sobre las
abejas. Por cierto, España no ha apoyado estas prohibiciones, alegando que se
necesitan más pruebas a pesar de los informes de la Autoridad Europea
de Seguridad Alimentaria.
Por si fuera poco, los cultivos transgénicos complican
más la situación, ya que requieren de mucha más cantidad de pesticidas. Así,
las multinacionales del sector se aseguran un negocio redondo, y el patrimonio
de todos –la naturaleza- se sacrifica a las ganancias de unos pocos. Y lo más
increíble de todo ¿Hay menos abejas? No hay problema: creamos abejas robot (las robobees, diseñadas por la
Universidad de Harvard, son ya una realidad).
La realidad supera a la ficción. Fuente: http://robobees.seas.harvard.edu/
Para saber que famosa multinacional de los transgénicos está detrás de las abejas robot se puede mirar el siguiente link
Mientras, las abejas melíferas
desaparecen del campo. Actualmente es una especie más parecida al ganado que a los
animales silvestres. De hecho, la apicultura está regulada en España por las
mismas normas que el ganado doméstico. Pero tanto las colmenas domésticas como la
fracción silvestre de la especie desaparecen del medio natural a pasos
agigantados. Las colonias silvestres son ya una rareza y, encima, algunos apicultores las
recogen para reforzar sus panales cuando las encuentran.
El papel de las abejas en los ecosistemas es
imprescindible, como polinizadores (se ha estimado que polinizan 2/3 partes de las
plantas) y como fuente de proteínas para innumerables depredadores, tanto
invertebrados como vertebrados. Salvando las distancias, podrían ser algo
parecido al conejo en el mundo vertebrado.
En la foto, depredación natural
por parte de Dysmachus cf trigonus, díptero de la Familia
Asilidae. La abeja iba cargada de polen cuando fue sorprendida por el depredador, que inyecta enzimas neurotóxicas y proteolíticas a su presa para prepararla para la digestión. Un auténtico bicharraco.
Llegamos ahora al capítulo de los daños
colaterales. Ante la disminución de su recurso, la reacción de muchos apicultores es cargar, cada vez con más
fuerza, contra los depredadores más conspicuos de las abejas: los abejarucos (Merops apiaster). Son un cabeza de turco
perfecto, especialmente ahora que parece que sus poblaciones se han extendido.
La imagen resume la relación entre abejarucos y abejas.
Por supuesto, es innegable que los abejarucos se
cobran su parte, como han hecho siempre. Los estudios realizados indican que
en España la dieta del abejaruco se compone, de media, entre un 50-70% de abejas. Pero también
parece que, según avanza la estación de cría, los abejarucos van seleccionando
otras presas mayores para alimentar a sus pollos, como libélulas o escarabajos,
en detrimento de las abejas, optimizando así sus continuos esfuerzos de ceba. Pero ¿realmente han aumentado las poblaciones de abejarucos en España en los últimos años?
Tendencias de las poblaciones de abejaruco en España entre 1998-2011, elaborado por SEO/BirdLife en el marco del Programa de Seguimiento de las Aves Reproductoras (SACRE) para el MAGRAMA. Fuente: Inventario Español de Especies Terrestres, MAGRAMA
Lo cierto es que la gráfica anterior no deja clara la tendencia de las poblaciones de abejaruco. Se observan marcadas oscilaciones, quizá debido a que las poblaciones han fluctuado o tal vez debido a que la metodología empleada (transectos en cuadrículas de 10x10 km) no es adecuada para esta especie, que requeriría censos específicos de sus colonias de cría. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de que han aumentado las
explotaciones apícolas en paralelo a la intensificación agraria y al uso de
fitosanitarios. Algunos apicultores han comenzado a tomarse la justicia por su mano. Así, la caza ilegal de abejarucos, -incluso su
envenenamiento- parecen ser prácticas cada vez más frecuentes. Esto perjudica a todo el colectivo, que ha solicitado que la
especie sea desprotegida para poder proceder a su control.
Pero no hay que perder de vista que el problema de fondo sigue siendo la rarefacción de las abejas, con importantes implicaciones ecológicas y, por supuesto, económicas.
Hace unos meses vi un documental en el que agricultores chinos polinizaban a
mano –con un pincel, flor a flor-, hectáreas y hectáreas de árboles frutales, subidos en escaleras que llevaban de árbol en árbol. Las
abejas lo habrían hecho gustosas, pero habían desaparecido de sus campos. No me
gustaría asistir a este triste espectáculo en España, ni al de ejércitos de abejas robot polinizando tristes cultivos. Asegurar un futuro con zumbidos de abeja es la única opción a contemplar.
Ricardo
Verano de 2013
1 comentario:
La idea de suplir a las abejas con robotitos es una de las mayores aberraciones que he visto últimamente. Y en EEUU ya tienen que usar enjambres móviles para polinizar los frutales, desplazándolos a las zonas donde son necesarios en cada estación.
Mientras tanto, en África han descubierto que los panales de abejas son el mejor medio para mantener a los elefantes alejados de los huertos.
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