El título lo dice todo. Ha
llovido ya desde la última vez que habíamos estado por aquí. El gran atractivo
de esta zona sigue siendo, como no, la posibilidad de observar en libertad al
lobo ibérico (Canis lupus signatus).
Aunque es muy difícil dar con él, el lobo es un animal especialmente simbólico
y capaz de atraer a los turistas que buscan disfrutar de la naturaleza.
Representa cosas muy diferentes: para el habitante de las ciudades es una
especie de símbolo de lo realmente agreste, de la capacidad de la naturaleza a
resistir las presiones de la civilización; la percepción, desde la distancia,
es la de un animal perseguido injustamente, siempre sobreviviendo al límite. Es
la visión romántica, sin duda antropizada, del heroísmo en el mundo animal. El
bueno de la película. En el mundo rural la visión es bien diferente. Aquí,
sobre todo para el ganadero, es una preocupación constante -y legítima-, un
problema a resolver. Para la
Administración queda la papeleta de compaginar ambas visiones,
garantizando la supervivencia del lobo. En este importante conflicto, decantarse
demasiado por unos u otros siempre ha sido un error grave para los que toman
las decisiones.
Amanece en la Sierra de La Culebra, con la habitual niebla cubriendo el valle.
Macho de ciervo (Cervus elaphus). La foto no es de este viaje.
Ecoturismo en la Sierra de La Culebra. Teresa luce su embarazo de 6 meses. Al fondo, embalse de Valparaíso, cerca de Cional.
Por su parte, la Sierra de La Culebra , unos diez años
después, sigue tan machacada como siempre. A pesar de eso, me llevé la
impresión de que los incendios forestales (numerosísimos en el pasado) deben
haber remitido ligeramente, pues en algunas laderas el melojar vuelve a
extenderse. Pero el aspecto general sigue siendo el mismo. Pinares de
repoblación como islas en un mar de matorral -brezales sobre todo- y,
puntualmente, algunos melojares. Para la vegetación, diez años no son nada.
Pinar de repoblación joven. Al fondo se observa otro pinar repoblado más crecido, típico refugio diurno para el lobo y resto de grandes mamíferos en La Culebra. El resto del paisaje vegetal lo constituyen pastizales y extensos matorrales, que sustituyen al robledal potencial.
Nuestro objetivo era ver el lobo.
Por eso, nos informamos de los mejores sitios para acecharlo, gracias a la
colaboración de aquella fracción –creciente, sin duda- de habitantes locales
capaces de ver la posibilidad de sacar provecho del privilegio de convivir con
lobos. Y así, los madrugones tuvieron su premio en forma de un bonito ejemplar
que nos deleitó unos minutos mientras recorría el matorral bajo, justo antes de
introducirse en el pinar donde se oculta durante el día. El lobo, grande y
bastante rubio, volvía de sus correrías nocturnas a reunirse con su pareja,
avistada en días previos por otros turistas con los que hablamos.
El lobo. La foto no está hecha en condiciones óptimas. No obstante, se aprecia el pelaje claro del individuo que vimos y se intuye su andar confiado hacia el refugio del bosque. Eran las 9:30 de la mañana aprox. y el lobo se encontraba a unos 200 metros de distancia.
Una vez más nos fuimos muy
contentos de La Culebra. Al
lobo ya lo había visto 4-5 veces antes, aunque para mis compañeros/as en este
viaje era la primera. Por eso, todos tenían esa sonrisa de satisfacción (yo
también, lo reconozco) de haber comprobado con sus propios ojos que la
encarnación animal del héroe campa a su antojo por nuestros campos y páramos. Como
colofón, visita obligada a la cercana Villafáfila, impresionante este año por
las lluvias y por sus aves acuáticas y esteparias.
Macho territorial de Bisbita campestre (Anthus campestris).
Aguja colinegra (Limosa limosa). A pesar de lo avanzado de la primavera, todavía había un notable paso migrador de esta especie en las lagunas de Villafáfila.
Avutarda (Otis tarda) en vuelo. Villafáfila alberga el mayor núcleo reproductor de esta especie en España. En esta época (mayo) se encontraban en plena parada nupcial, con los machos realizando sus peculiares ruedas en los lugares de exhibición, llamados "leks".
Ricardo
Primavera de 2013
2 comentarios:
Bonitas fotos, bonitas crónicas, ¡bonita barriga la de Teresa, pardiez!
Mis mejores augurios para los padres futuros.
Y qué envidia el lobo disecado ese que visteis (a mí no me engañáis, majos).
¡Enhorabuena! Tanto por la barriga como por la foto del lobo, aunque no sea la mejor, no es moco de pavo tener una foto propia de un lobo en libertad. Y las de Villafáfila son impresionantes. ¡Me pongo al contrataque en mi blog ya!
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