Eso mismo –pero sin grandes exageraciones, que ya
tenemos una edad- es lo que hemos estado haciendo en los Pirineos durante
septiembre. Han sido casi tres semanas en los valles de Roncal y Benasque, con
visitas cortas a otros como Ansó, Roncesvalles y alguno más que me olvido. Como
siempre, estar en la naturaleza ha sido nuestra única meta, y hemos disfrutado
mucho de las cosas que se han puesto a nuestro alcance (paisajes, fauna y flora,
bocadillos, etc). Hemos andado entre pastizales alpinos, pinares de pino negro,
abetales, hayedos, abedulares, quejigales y robledales, todo aderezado por muchos riscos.
Larra-Belagua, en Navarra. Pinar de pino negro (Pinus uncinata) y pastos alpinos, casi en la frontera con Francia. Por la izquierda va entrando la niebla.
Teresa y Runa en el Collado Benás, en la zona de Benasque (Huesca), tras una subida del carajo. Al fondo, las nieves del Glacial de la Maladeta.
Teresa y Runa en el Collado del Ampriu (Cerler, Huesca), tras una subida del recopón. Al fondo, la imponente mole caliza de El Turbón.
Hemos podido encontrar mariposas muy interesantes,
que han tenido la deferencia de estar, en pleno septiembre y por encima de 1.500 m , todavía volando. Ahí van unas fotos, algunas hechas a más de 2000 m de altitud.
Montañesa Excéntrica del Pirineo, Erebia roundoui. Esta mariposa, prima hermana de Erebia hispania (antes se consideraba una subespecie de ésta), es un endemismo sólo presente en el Pirineo. La foto está tomada en el Collado del Ampriu, Huesca, sobre el cardo azul Eryngium bourgatii.
Colias verdosa, Colias phicomone. De su género, la especie más escasa, siempre a gran altitud. En España, únicamente está presente en los Pirineos y la cordillera Cantábrica. Collado del Ampriu, Huesca.
Niña Coridón, Polyommatus (Lysandra) coridon, forma asturiensis. Relativamente abundante en el Pirineo oscense por encima de 1.200 m. Valle de Estós, Huesca.
Montañesa Convexa, Erebia neoridas. En España, sólo está presente en el Pirineo. Valle de Estós, Huesca.
Mariposa Azul Cintada, Agrodiaetus damon, otra especie rara con distribución muy restringida en España, siempre por encima de 1.000 m. Valle de Estós, Huesca.
También vimos algunas plantitas alpinas en plena floración y, por supuesto, muchas aves.De entre todas me quedo con una que tenía muy
poco vista hasta ahora: el treparriscos (Tichodroma
muraria). Sin duda, y para mi, la estrella del viaje (para Runa las estrellas han sido
las marmotas, a las que ha perseguido con gran dedicación, afortunadamente sin
que haya que lamentar bajas).
Marmota (Marmota marmota) de la zona de Cerler, Huesca.
El treparriscos es una especie rara, poco
vista habitualmente, aunque aparece en todos los carteles y guías del Pirineo.
El que se vea poco puede deberse a que es un pájaro pequeño, -emparentado con
los diminutos agateadores-, que se encuentra en densidades bajas al habitar un
medio bastante extremo. Además, decide vivir a gran altitud, de manera que no
le valen los riscos más accesibles (aunque en otoño-invierno desciende a cortados
a menor altitud). Pudimos ver durante bastante tiempo cuatro ejemplares en dos
sitios diferentes, a más de 2.000
m en un caso y a unos 1.500 en el otro.
Treparriscos con el plumaje que exhiben las hembras, los juveniles de primer año y los machos durante el invierno. Pirineo de Huesca.
Se trata de un ave muy singular, que
literalmente anda sobre las rocas verticales. De vez en cuando aletea,
dándose impulso para seguir trepando. A ratos se para y mete la cabeza entre
las grietas, plantas rupícolas o bajo piedras pequeñas –uno de los que pude ver
incluso bajó al suelo una vez-, siempre buscando pequeños invertebrados que
atrapa con su pico fino y curvado, pico “de precisión”. Sus patas y pies son
grandes y me imagino que deben ser muy fuertes para permitirle moverse así.
Trepando por los riscos, como su nombre indica. Pirineo de Huesca.
Pero lo más espectacular es cuando vuela y
exhibe todo el colorido de sus anchísimas alas. La forma de las alas, anchas y
cortas, es propio de aves con mucha maniobrabilidad: le proporciona gran
impulso para ascender por los cortados verticales y le permite giros bruscos
para lanzarse sobre los insectos. A cambio, este tipo de vuelo es poco
económico (en términos energéticos) y no es adecuado para viajes largos o
vuelos sostenidos.
Aquí se puede ver el colorido de las alas. Pirineo de Huesca.
Otra cosa que me llamó la atención es que los treparriscos
que observé se tomaban largas pausas entre prospección y prospección de sus
paredones, con objeto de descansar y arreglarse el plumaje. Su exigente modo de
vida parece obligarles a que se tengan que recuperar cada poco tiempo de los
esfuerzos intensos.
Primer plano de un treparriscos descansando. Pirineo de Huesca.
Otoño 2012
Ricardo
1 comentario:
¡Impresionante la última foto del treparriscos! Y no está nada mal haber compartido una observación de esta especie... ¡en la India, verdad?
Tengo mono de campo en España...
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