Ha costado lo suyo pero por fin
hemos conseguido dar por finalizado este proyecto. Se trata de una
investigación que pretende, mediante modelos estadísticos, predecir que puede
ocurrirle a la fauna y flora española en el siglo XXI si se mantienen los
escenarios previstos de calentamiento global. La Universidad de
Extremadura (flora) y el Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC (fauna),
han ejecutado el proyecto y los resultados no son muy alentadores. Se esperan
contracciones muy significativas del área de distribución para todo lo forestal
–sobre todo de los bosques más húmedos y los de montaña-, mientras que lo más
africano y estepárico podría aumentar su distribución, todo ello con un
gradiente de desplazamiento predominante S-SW hacia N-NW.
Los dos atlas que se han generado
se pueden descargar gratis en la web del Ministerio de Agricultura,
Alimentación y Medio Ambiente
http://www.magrama.gob.es/es/biodiversidad/temas/inventarios-nacionales/inventario-especies-terrestres/ieet_efectos_cambio_climatico.aspx
http://www.magrama.gob.es/es/biodiversidad/temas/inventarios-nacionales/inventario-especies-terrestres/ieet_efectos_cambio_climatico.aspx
El estudio tiene sus
limitaciones. Por ejemplo, los modelos que predicen la distribución futura se
han construido considerando únicamente el “nicho climático” de flora y fauna,
es decir, sus “envolventes” en cuanto a temperatura y precipitación actuales
(distribución potencial). Estas envolventes se han proyectado al futuro,
teniendo en cuenta los modelos existentes del IPCC sobre evolución climática. Pero
otras variables que puedan influir en la distribución de las especies no se han
tenido en cuenta, ya que hubieran supuesto un trabajo inabordable. Pero aunque
los modelos se equivoquen con algunas especies (el tiempo lo dirá), los
patrones generales son bastante fiables, y coinciden con otros trabajos hechos
a escala europea.
Los anfibios van a verse afectados muy negativamente, quizá el grupo más críticamente amenazado por el calentamiento. La rana común (Pelophilax perezi) puede ser una excepción por su distribución amplia y continua.
Los reptiles, a priori, perderán menos distribución potencial que los anfibios, pero se verán muy negativamente afectadas especies de alta montaña, como la endémica lagartija serrana (Iberolacerta cyreni) de la sierra de Guadarrama.
Muchas aves van a verse amenazadas, aunque algo menos que anfibios y mamíferos por su mayor capacidad de desplazamiento. Elanio azul (Elanus caeruleus) de Los Pedroches, Córdoba.
Gran parte de los mamíferos perderán hábitat potencial y lo tendrán difícil para desplazarse hacia sus óptimos climáticos en un país donde la naturaleza está tan fragmentada. Tejón (Meles meles)
Aunque algunos ganarán, muchos otros perderán territorio. Algunos no podrán desplazarse hacia las nuevas zonas donde se encuentre su óptimo climático por la existencia de barreras; otros perderán definitivamente su nicho climático en España. Merece la pena intentar conocer nuestra biodiversidad actual y dejar testimonio de ella, porque el futuro traerá cambios importantes. El estudio propone medidas de adaptación que se pueden comenzar a poner en práctica, pues también se señala que los instrumentos necesarios están ya disponibles. Se trata de una gran oportunidad para empezar a hacer conservación “preventiva”, evitando que se pierda (por nuestra culpa, el calentamiento es antrópico) una parte importante de nuestra biodiversidad.
Ricardo
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