Una de estas zonas a la que solemos ir en vacaciones, se sitúa en el margen izquierdo de la desembocadura del río San Pedro. Allí coscojas (Quercus coccifera), bojes (Buxus sempervirens) y palmitos (Chamaerops humillis) crecen tranquilamente en el sustrato arenoso junto con algunos pinos piñoneros (Pinus pinea) (plantaditos por nosotros, los cerebros del lugar). También los enebros (el amenazado Juniperus oxycedrus subsp. macrocarpa que se aprecia en la siguiente foto)
y las sabinas (Juniperus phoenicea subsp. turbinata) parecen encontrarse aquí en su casa, y de hecho lo era, hasta que la hemos convertido en su pequeña jaula.
Últimamente
Y sí, tenemos que respirar profundamente, abrir los ojos todo lo que podamos, sentir la arena, el sol, la brisa y el agua porque esto es todo lo que se ha conservado. Las urbanizaciones, el puerto, los polígonos industriales, los centros comerciales, tendidos eléctricos, los parques eólicos y las carreteras se obstinan en cercarlo. ¿Y qué pasará cuando las condiciones climáticas cambien y toda la vegetación no se pueda adaptar? Quizá para entonces los cercos habrán acabado con este pequeño reducto o quizá, si hemos entendido la necesidad de respirar, se podría comenzar a abrir la jaula desde aquí.
Teresa
PD: Una página interesante http://waste.ideal.es/bahiadecadiz.htm
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