El pasado septiembre estuvimos unas semanas en las islas Canarias orientales, conociéndolas un poco. Como Teresa va a subir al blog algo sobre las islas, yo me centraré sólo en los pájaros, que por cierto dan bastante de sí. A pesar de no haber muchas especies, la endemicidad hace que todas las aves sean aquí muy interesantes.
Bisbita caminero (Anthus berthelotii), ave abundante en todo tipo de ecosistemas.
En Fuerteventura, el Alimoche o Guirre (Neophron percnopterus majorensis), a pesar de ser escaso, resulta relativamente fácil de encontrar. Y es que la población de la isla está muy aquerenciada a un muladar creado hace unos años en el marco de un proyecto LIFE para su conservación.
Guirre. Pudimos ver hasta una docena en las inmediaciones del muladar. También lo encontramos en otras zonas, sobre todo en los barrancos.
El pájaro que más alegría me dio encontrar en esta isla fue la Tarabilla canaria (Saxicola dacotiae). La vimos en varias zonas, sobre todo en laderas con matorral poco denso -aunque también en las inmediaciones de alguna playa-. La única persona que encontramos observando aves en Fuerteventura era un inglés que andaba buscándola. Curiosamente, dos minutos después de marcharse, apareció una pareja de tarabillas al lado mismo de donde habíamos estado hablando.
Tarabilla canaria. Se ha estimado que sólo hay unas 700-800 parejas de esta especie restringida a Fuerteventura.
La Curruca tomillera (Sylvia conspicillata orbitalis) es mucho más abundante, especialmente en zonas de matorral más denso que los que frecuenta la tarabilla.
Esta curruca tomillera incluía el jardín de la casa rural donde nos alojamos como parte de su territorio de campeo.
Desde Fuerteventura fuimos en barco a Lanzarote. En el corto trayecto es muy fácil observar a la Pardela cenicienta (Calonectris diomedea), quizá el ave marina más abundante en Canarias.
Pardela cenicienta volando en paralelo al barco. A diferencia de otras pardelas, las cenicientas suelen acercarse a los barcos, aunque no los siguen demasido tiempo.
Lo que no esperaba ver en el estrecho entre Fuerteventura y Lanzarote era el Petrel de Bulwer (Bulweria bulweri), sobre todo por sus costumbres pelágicas y por no nidificar en la costa de Fuerteventura (aunque si lo hace en la de Lanzarote).
Petrel de Bulwer. Aunque un poco lejos, vale como testimonio.
Ya en Lanzarote, nos alojamos en una casa rural situada en mitad del Jable de Famara. Es una zona arenosa interior con buenas poblaciones de aves esteparias. Madrugando un poco pude encontrar las especies más interesantes.
Corredor sahariano (Cursorius cursor), un limícola del color de la arena adaptado a estepas y subdesiertos.
Terrera marismeña (Calandrella rufescens polatzeki). Solamente la pude ver en el jable, formando grupos a veces nutridos, con hasta 40-50 aves.
Alcaraván común (Burhinus oedicnemus insularum). Aunque con hábitos nocturnos, este ejemplar estaba muy despierto a pleno día.
Avutarda hubara (Chlamydotis undulata fuerteventurae). Sin duda, el ave esteparia más espectacular de las islas, y también la más amenazada.
Fuera del jable, en la costa, también vimos los dos halcones (tagarote y de Eleonora), auque de esos no hay fotos. Así que para el final he dejado al guincho, que es el Águila pescadora (Pandion haliaetus), y que todavía cría en la costa de Lanzarote.
Un guincho juvenil sobre un posadero en las Salinas de Janubio.
Ricardo. Otoño de 2009