viernes, 18 de diciembre de 2009

¡Tiembla, Attenborough!

5 de diciembre de 2009. Lagunas de Alcázar de San Juan, Toledo. Teresa, Runa y yo llegamos a uno de los observatorios con la intención de comernos plácidamente el bocadillo mientras vemos los patos descansando. Justo enfrente de nosotros, en un recodo del humedal, algunas de las especies más típicas de las lagunas manchegas en invierno: la Cerceta común (Anas crecca), el Ánade real o azulón (Anas platyrhynchos), la Focha común (Fulica atra) y el Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus). Los cito porque van a aparecer en las siguientes imágenes, que no requerirán muchas explicaciones. Como estas cosas no se suelen ver a menudo -excepto si eres Attenborough, claro- me permito poner la escena lo más completa posible.

1. Aguilucho lagunero en un posadero al borde del agua.

2. Se lanza a volar.

3. Sobrevuela un grupo de patos y desciende súbitamente. Los patos se alejan nadando en todas direcciones. Uno de ellos se sumerge tratando de escapar.

4. Se lanza al agua sobre él. Varias cercetas comunes y un ánade real se alejan.

5. Lo ha capturado. Se inicia el forcejeo.

6. El aguilucho intruduce la cabeza completamente bajo el agua. Parece que se ayuda del pico para inmovilizar a su presa.

7. Al fin lo tiene bajo control.

8. Ahora, un buen rato (unos 5 minutos) de calma total .

9. Pero el desafortunado pato todavía parece tener fuerzas para luchar.

10. El último forcejeo, ante la atenta mirada de las fochas.

11. El pato cada vez tiene menos fuerza; poco a poco, la lucha se va apagando.

12. Terminó todo. Ahora se puede ver la cabeza del pato, que el aguilucho ha mantenido agarrada en todo momento.
13. Al levantar el vuelo, se puede ver que se trataba de una cerceta común. Su pequeño tamaño la hace más accesible para el aguilucho que otros patos más grandes. Algunos estudios indican que las anátidas no son presas habituales del lagunero en España.

14. Se retira a un lugar discreto con su presa. No quiere sobresaltos durante la comida.

Buenas navidades.

Ricardo

domingo, 15 de noviembre de 2009

Puertos deportivos, alcas y temporales

A principios de año nos llevamos la desagradable sorpresa de que una parte de la playa de Garrucha (Almería) estaba mutando a puerto deportivo. A finales de este año, la obra está casi concluida. Lo hemos podido seguir de cerca, ya que estuvimos en Garrucha tanto en marzo como en noviembre de 2009.

En estas costas hay fondos muy interesantes, sobre todo praderas de Posidonia oceanica, tanto sobre sedimento arenoso como sobre roca, hasta 40-50 m de profundidad. La posidonia, endemismo mediterráneo, es su ecosistema más productivo, además de la primera línea de defensa de la playas frente a los temporales. Para más precisión, estas praderas no son especialmente abundantes frente a Garrucha, debido a la proximidad de la desembocadura del Almanzora y el Antas, pero son muy importantes tanto hacia en norte (Villaricos) como hacia el sur (entre Carboneras y Cabo de Gata).

La cuestión es que cualquier infraestructura portuaria afecta a la dinámica litoral: incrementa el transporte longitudinal, erosionando la costa, y se alteran las características del agua. Mayor actividad náutica, mayor turbidez y contaminación. Otro problema acumulado a los ya existentes (por ejemplo, los vertidos de la industria química, como la espeluznante Deretil, en Villaricos, por no hablar del desmadre urbanístico de Águilas, ya en Murcia). Los impactos acumulados son difíciles de analizar, y suelen pasarse por alto.

También los pescadores se benefician del nuevo puerto. Pero, paradojas de la vida, más puertos y menos praderas, igual a menos pesca. Del mismo modo, más puertos y menos playas, igual a menos turismo. A veces creo que los gobiernos en España deberían durar veinte años en vez de cuatro, porque así tendrían que usar la cabeza para planificar cosas evidentes. El nuevo puerto deportivo será todo un negocio, incluso en época de crisis. Pero ¿tantos barcos hay en Garrucha huérfanos de puerto? ¿No será otra variedad del ladrillazo costero?

Estas aguas mantienen todavía una actividad pesquera más o menos artesanal. Junto a ella, proliferan industrias más intensivas. En la foto casi ni se ve, pero al fondo a la derecha, en la línea del horizonte, hay una instalación de jaulas para engorde de dorada y lubina.
Aunque no todo iba a ser negativo. Resulta que estos días, los mares europeos han estado agitados por los temporales. Y buscando refugio, las aves pelágicas aparecen por los puertos deportivos, que se convierten así, contra todo pronóstico, en aliados de la naturaleza.

Alca común (Alca torda), fotografiada el 8 de novimebre de 2009 en el puerto deportivo de Garrucha (Almería).

Pero si parece que todo tiene su lado bueno y su lado malo, el tiempo dirá de que lado cae la balanza. Cuando las alcas retornen mar adentro, el nuevo puerto seguirá allí. Y en el futuro, puede que la zona se haya degradado tanto que ya no interese a las alcas. Y quizá tampoco a los pescadores o a los turistas.

Durante el 8, 9 y 10 de noviembre, al menos cuatro alcas juveniles se refugiaron en el puerto de Garrucha. Junto a ellas, otras especies más comunes, como gaviotas reidoras y patiamarillas, charranes patinegros y martines pescadores.

Ricardo. Otoño 2009

PD. Que conste que no estoy en contra de la existencia de un número razonable de puertos deportivos bien planificados, sino de que proliferen como churros.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Aves de Fuerteventura y Lanzarote

El pasado septiembre estuvimos unas semanas en las islas Canarias orientales, conociéndolas un poco. Como Teresa va a subir al blog algo sobre las islas, yo me centraré sólo en los pájaros, que por cierto dan bastante de sí. A pesar de no haber muchas especies, la endemicidad hace que todas las aves sean aquí muy interesantes.
Bisbita caminero (Anthus berthelotii), ave abundante en todo tipo de ecosistemas.

En Fuerteventura, el Alimoche o Guirre (Neophron percnopterus majorensis), a pesar de ser escaso, resulta relativamente fácil de encontrar. Y es que la población de la isla está muy aquerenciada a un muladar creado hace unos años en el marco de un proyecto LIFE para su conservación.

Guirre. Pudimos ver hasta una docena en las inmediaciones del muladar. También lo encontramos en otras zonas, sobre todo en los barrancos.

El pájaro que más alegría me dio encontrar en esta isla fue la Tarabilla canaria (Saxicola dacotiae). La vimos en varias zonas, sobre todo en laderas con matorral poco denso -aunque también en las inmediaciones de alguna playa-. La única persona que encontramos observando aves en Fuerteventura era un inglés que andaba buscándola. Curiosamente, dos minutos después de marcharse, apareció una pareja de tarabillas al lado mismo de donde habíamos estado hablando.

Tarabilla canaria. Se ha estimado que sólo hay unas 700-800 parejas de esta especie restringida a Fuerteventura.

La Curruca tomillera (Sylvia conspicillata orbitalis) es mucho más abundante, especialmente en zonas de matorral más denso que los que frecuenta la tarabilla.

Esta curruca tomillera incluía el jardín de la casa rural donde nos alojamos como parte de su territorio de campeo.

Desde Fuerteventura fuimos en barco a Lanzarote. En el corto trayecto es muy fácil observar a la Pardela cenicienta (Calonectris diomedea), quizá el ave marina más abundante en Canarias.

Pardela cenicienta volando en paralelo al barco. A diferencia de otras pardelas, las cenicientas suelen acercarse a los barcos, aunque no los siguen demasido tiempo.

Lo que no esperaba ver en el estrecho entre Fuerteventura y Lanzarote era el Petrel de Bulwer (Bulweria bulweri), sobre todo por sus costumbres pelágicas y por no nidificar en la costa de Fuerteventura (aunque si lo hace en la de Lanzarote).

Petrel de Bulwer. Aunque un poco lejos, vale como testimonio.

Ya en Lanzarote, nos alojamos en una casa rural situada en mitad del Jable de Famara. Es una zona arenosa interior con buenas poblaciones de aves esteparias. Madrugando un poco pude encontrar las especies más interesantes.

Corredor sahariano (Cursorius cursor), un limícola del color de la arena adaptado a estepas y subdesiertos.

Terrera marismeña (Calandrella rufescens polatzeki). Solamente la pude ver en el jable, formando grupos a veces nutridos, con hasta 40-50 aves.

Alcaraván común (Burhinus oedicnemus insularum). Aunque con hábitos nocturnos, este ejemplar estaba muy despierto a pleno día.

Avutarda hubara (Chlamydotis undulata fuerteventurae). Sin duda, el ave esteparia más espectacular de las islas, y también la más amenazada.

Fuera del jable, en la costa, también vimos los dos halcones (tagarote y de Eleonora), auque de esos no hay fotos. Así que para el final he dejado al guincho, que es el Águila pescadora (Pandion haliaetus), y que todavía cría en la costa de Lanzarote.

Un guincho juvenil sobre un posadero en las Salinas de Janubio.

Ricardo. Otoño de 2009

domingo, 4 de octubre de 2009

Lanzarote, otra isla

Como sardinillas en lata por Timanfaya, los turistas nos desplazamos en super-autobuses por el sendero asfaltado del Parque Nacional. Un recorrido de media hora en el que la bajada sólo está permitida en el restaurante y tienda de Souvenir, que se aprecian un poco en la imagen (se amplia).






Después, te muestran el show del fuego, el vapor de agua y la exclusiva parrilla "ecológica"....


En otra "obligada visita" a los Jameos del Agua, puedes contemplar desde un lujoso restaurante, un pequeño endemismo, el Cangrejo ciego (Munidopsis polymorpha), rodeado de moneditas, piscinitas, lucecitas y otras moviditas que no se yo si le vendrán muy bien a la larga.








Y unas preciosas vistas de El Río se reservan desde un Mirador privado, integrado en el acantilado por supuesto, al cual acuden ríos de gente. Al fondo se observa el islote de La Graciosa, una reserva natural, también muy turística y con problemillas de gestión.









Así, de atracción en atracción como si del juego de la Oca se tratara, (aunque quizá sea más correcto del Monopoly por lo que hay que pagar en estos sitios) puedes pasar por esta isla diseñada por un tipo y gestionada por otros más habilidosos. Incluso demasiado, como se conoció el otro día que arrestaron al ex-alcalde de Teguise... responsable de urbanismo, cómo no.

Todo este negocio se alimenta por unas ofertas tremendas de los vuelos desde las principales ciudades españolas, y también alemanas, francesas e inglesas.

Aunque no todo es tan turístico. En la zona del Barranco del Tenegüime, un espacio natural declarado como Paisaje Protegido no había nadie cuando fuimos a verlo, y afortunadamente tampoco tuvimos que pagar por entrar. En la imagen de la izquierda el Romero marino (Campylanthus salsoloides) endemismo Canario.







Además de ser casi la única zona donde se había conservado relativamente bien la vegetación, es una curiosa zona interior donde entran a anidar las Pardelas (que por lo visto lamentablemente expolian los desaprensivos del pueblo). Pero claro, qué mejor que coronar este barranco que con una serie de molinos de viento que algún lumbreras creyó que no provocarían ningún impacto.....

Primero hacemos las cosas y luego nos paramos a pensar. Se alimenta el consumo de ponerlo facil y preferimos pagar y que lo pinten bonito para prestar atención. Seguimos necesitando que nos cuenten un cuento, que nos laven el cerebro.

Y que conste que, después de todo, Lanzarote me ha gustado mucho.

jueves, 20 de agosto de 2009

200 años después de Darwin

Foto 1. Las islas Galápagos y su riqueza en endemismos inspiraron a Darwin. La foto está tomada en la isla Santiago. Un Pinzón de tierra del género Geospiza otea desde lo alto de una Iguana marina (Amblyrhynchus cristatus).

El 2009 está siendo el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin. En el año en el que exposiciones, reediciones de sus obras y reconocimientos varios proliferan, yo también me sumo al homenaje del personaje que arrojó luz sobre el misterio de los misterios: el origen de las especies y de la diversidad de la vida. Se han escrito cientos de libros sobre su vida, obra, repercusiones, disputas y, especialmente, sobre el choque entre conocimiento y dogma (ciencia vs fe) que generó. Si Copérnico nos sacó del centro del universo, Darwin nos liberó de la Creación. Su gran mérito, tan sencillo y complejo a la vez, fue atar cabos. Y es que la teoría de que las especies evolucionan no era nueva. Pero dar con el mecanismo de la evolución -la selección natural- si lo fue. Conceptos como la supervivencia del más apto, la reproducción diferencial o la herencia con modificación dieron sentido a las Ciencias de la Vida.

Rico heredero y enfermo crónico, Darwin no tuvo que trabajar para ganarse el pan. Tuvo tiempo de reflexionar sobre lo leído y lo visto en sus viajes. Desde su regresó a Inglaterra, tras casi cinco años en el Beagle, se pasó otros 20 decidiendo si publicar o no sus ideas. Sabía las repercusiones que aquello tendría: el rechazo de los estamentos más conservadores y poderosos, entre ellos la iglesia. Aquello le importaba, porque fue muy religioso gran parte de su vida (incluso estuvo a punto de ser sacerdote). Pero en 1851, al morir su hija pequeña, su fe se desmoronó. ¿Porqué un supuesto Dios magnánimo había dispuesto aquello tan injusto? Se fue apartando de la sociedad victoriana y encerrándose en si mismo, mientras investigaba cosas tan variopintas como orquídeas y percebes.

Ocho años más tarde recibió una carta de Alfred Wallace, quien había llegado a sus mismas conclusiones. Todo ello le llevó a dar el gran paso: en pocos meses, redactó su revolucionario libro que veía la luz en 1859. El origen de las especies a través de la selección natural abriría una nueva etapa en la historia de la ciencia y del pensamiento. Ciencia y razón podrían descifrar los misterios de la vida. La Creación era explicable a través de leyes universales.

Hoy día, la existencia de la evolución por selección natural está demostrada. Ciertos colectivos interesados todavía generan polémica. La pregunta más repetida: si unas especies descienden de otras ¿dónde están los “eslabones” intermedios? El registro fósil y la genética molecular han respondido sobradamente, así como estudios ecológicos a largo plazo. Los de los Grant sobre los Pinzones de Darwin en las Galápagos son el mejor ejemplo que conozco (sus libros son el mejor homenaje posible a Darwin).

Hace un año visité las Galápagos y reparé que los Pinzones de Darwin apenas despertaban el interés de los visitantes, tal vez porque son poco vistosos y difíciles de distinguir unos de otros. Se trata de 15 especies endémicas, provenientes de una población de alguna especie de pinzón que llegó del continente hace solo 2 ó 3 millones de años. Había leído sobre ellos, y esperaba poder observar muchas especies. Al final, me marché contento creyendo haber visto 3 ó 4. Meses después pude analizar con calma las muchas fotografías que les hice. Probablemente Darwin se quedó igual de perplejo a bordo del Beagle, mientras estudiaba los pinzones que recolectó: muchos de los ejemplares eran intermedios entre unas especies y otras.

Usando abundante documentación, me di cuenta de que en realidad había fotografiado, al menos, 9 especies diferentes de Pinzones, junto a numerosos ejemplares que no me fue posible determinar. Era lo esperable en un grupo en rápida evolución por un ambiente cambiante. La selección natural uniformiza sus poblaciones y vuelve a diferenciarlas tras cambios importantes, como las sequías. Estos cambios ambientales modelan las poblaciones de pinzones que, potencialmente, son auténticos “eslabones” intermedios, capaces de dar lugar, con el tiempo, a nuevas especies.

Foto 2. Pinzón Grande de Tierra (Geospiza magnirostris). Isla Santa Cruz. Para distinguir a los pinzones unos de otros hay que fijarse en las dimensiones del pico. Las características del plumaje no sirven.

Foto 3. Pinzón grande de cactus (Geospiza conirostris). Isla La Española.


Foto 4. Pinzón de cactus (Geospiza scandens). Isla Floreana.


Foto 5. Pinzón mediano de tierra (Geospiza fortis). Isla Rábida.


Foto 6. Pinzón pequeño de tierra (Geospiza fuliginosa). Isla La Española.

Foto 7. Pinzón con características intermedias entre Geospiza fortis y G. fuliginosa (fotos 5 y 6). Isla Santa Cruz. El Pinzón que aparece en la fotografía 1 también presenta un pico con características intermedias entre estas dos especies.

Darwin, el filósofo natural del Beagle, finalmente triunfó. Aunque no lo pudo disfrutar, el tiempo lo convirtió en uno de los personajes más influyentes que han existido. En realidad, no fueron los pinzones de Galápagos lo que le hicieron concebir su ambiciosa teoría, ya que olvidó etiquetar la isla de donde procedía cada ejemplar. Pero le pusieron sobre la pista de algo que ya sospechaba y que, finalmente, se plasmaría en una teoría que cambió nuestro modo de ver el mundo.

Verano 2009. Ricardo

domingo, 26 de abril de 2009

Los enebrales de Hoyo y sus zorzales

El municipio de Hoyo de Manzanares, muy cercano a mi casa, no parece tener nada de especial, y sin embargo es una rareza natural en el contexto de España. Domina el paisaje una pequeña sierra, con apenas 1.400 m, rodeada por una amplia extensión donde se suceden suaves ondulaciones de colinas junto a pequeños valles. El sustrato es marcadamente ácido. Ello es debido a los resistentes granitos, testigos de los últimos 300 millones de años. Los numerosos batolitos, hoy redondeados por la meteorización, son las atalayas vigía de las dehesas de Hoyo. Cuando los escalas, te permiten divisar una gran extensión de lo que verdaderamente hace único este lugar: extensos enebrales aquí y allá, con algunas zonas de matorral intercaladas.


Habitualmente, el enebro de la miera (Juniperus oxycedrus) aparece en las mesetas españolas como acompañante de la dominante encina (Quercus rotundifolia). Hoyo es una de las pocas excepciones que se conocen. ¿Cómo se explica? Quizá las limitaciones que impone el ácido sustrato, quizá la erosión -que ha descarnado algunas pendientes-, o tal vez el uso selectivo de la madera de encina en el pasado. O puede que todo ello, conjuntamente, sea la causa de que hoy el paisaje de Hoyo de Manzanares esté dominado por estos modestos árboles.

Durante el invierno, estos extensos enebrales, bástante térmicos, se llenan de pájaros. Aunque la diversidad no es extraordinaria, si lo es la densidad de un grupo de ellos. Me refiero a los zorzales, que llegan a miles buscando los frutos de los enebros.


Zorzal charlo (Turdus viscivorus). El único zorzal que nidifica en la zona.

Muchas de estas aves pagan un alto precio cada invierno, pues son especies cinegéticas y en las fincas de Hoyo se caza abundantemente. Pero si se evita ir los domingos, donde los tiros asustan permanentemente a las aves, es posible encontrar grandes congregaciones de zorzales, -a veces de las cuatro especies que podemos ver en España-, en los enebros adecuados.


Zorzal común (Turdus philomelos). Es el más abundante durante el invierno.

Los zorzales consumen los frutos de los enebros, pero también dispersan sus semillas. Son la mejor garantía de la persistencia y de la conservación del peculiar medio natural de Hoyo. Se podría decir que mantienen unos ecosistemas que, independientemente de su incierto origen, son hoy muy raros en España. Esta profunda dependencia da idea también de la fragilidad de este medio. La urbanización ha sido moderada en el municipio de Hoyo (nada que ver con algunos de sus vecinos, como Torrelodones). Esperemos que siga así. Algunas zonas que fueron privadas de su cubierta natural en el pasado se están erosionando hoy a buen ritmo. La sobreexplotación de algunos recursos, (por ejemplo, ganadería o caza), también pueden ser preocupantes en ciertas fincas.

Zorzal alirrojo (Turdus iliacus). Más escaso que el zorzal común, puede detectarse formando parte de bandos dominados por éste.

Hoy por hoy, los enebrales de Hoyo de Manzanares resisten el embate de los tiempos que nos ha tocado vivir. El impacto futuro del calentamiento climático en la zona es un enigma. ¿Aguantarán los enebros y sus zorzales, o éstos tendrán que buscar otras áreas de invernada? Los pequeños arroyos de la zona y las escasas lagunas -por cierto, de gran interés para los anfibios- parece que aumentan su estacionalidad. Otros síntomas son el aumento de las enfermedades que sufren los enebros, así como la creciente presencia de la colonizadora encina. Todo junto hace pensar que algo está pasando.

Quizá sea la dinámica natural de un medio que recupera su naturalidad, tras décadas de una particular explotación forestal. O simplemente asistimos a efectos previsibles de un cambio global generalizado. En definitiva, tal vez los enebrales de Hoyo solo sean una curiosidad natural muy puntual en el tiempo. En el futuro, un pie de página en algún sesudo tratado botánico. Me alegra haber podido conocerlos y disfrutarlos.

Ricardo






jueves, 23 de abril de 2009

La transformación de un territorio, con permiso de Google Earth.

Aquí os traigo el ejemplo de la ampliación del aeropuerto de Barajas. En 2004 se modificó el trazado del río Jarama para poder meter la pista y en 2006 ya tenían toda una urbanización adosada.


Esto del viaje en el tiempo de Google Earth es la mar de entretenido. Todo un pasatiempo ver cómo aumenta la ocupación del territorio en nada .

¿Quién se anima a encontrar más diferencias?